¡SOMOS UNO!, ¡SIEMPRE JUNTOS!, MI VIDA, MI PEQUEÑO, PAJARUELO, MANGURRIÁN… son frases que formaban parte de nuestra vida, de nuestro día a día con Martín, que estarán y que no dejaremos de repetir en nuestro interior para siempre. Son una pequeña parte de su legado hacia nosotros y hacia los que hemos compartido su vida y momentos con él, familia y amigos.
Somos Roberto e Irene, ¨papis¨ de Martín Ferrero Rodríguez, un regalo de la vida, que llegó a nuestros brazos el día 7 de Mayo de 2016 y que se fue a la luz un 6 de Julio de 2019.
Un torrente de vitalidad y simpatía, un pequeño con un lenguaje y expresiones que no eran propias de su edad y que siempre nos sorprendía con sus frases y chascarrillos, que repartía cariño a raudales a toda la familia. Se había convertido, desde su llegada, en el centro de todos nosotros y nos proporcionaba paz, alegría y felicidad a cualquier momento. Nuestros problemas eran menos cuando nos decía, ¡te quiero mucho papi, mami, abuela, yaya…!. Le gustaba mucho ir al campo de su abuelo y de su papá, y sobretodo compartir sus momentos de juego con sus amigos inseparables, ÁLVARO Y JULIA. Llenaba nuestras vidas de amor y sentíamos que todos éramos uno. Nos ama con locura y nosotros lo amamos a él, si cabe, aún con mas fuerza después de su partida. Sabemos que nos estará esperando que nos allá donde esté y también sabemos que esto es un hasta pronto.
En este blog os iremos relatando nuestra historia, y la lucha incansable de nuestro hijo, con el objetivo de poder ayudar a otros padres que estén pasando por esta situación tan, tan difícil, como es el diagnostico de un cáncer infantil y como homenaje a esos luchadores, en especial a nuestro pequeño gigante.
Todo comenzó el día 24 de Agosto de 2018, cuando nuestro pequeño Martín fue diagnosticado de leucemia linfoblástica aguda.
Ese verano cuando nos encontrábamos de vacaciones, y alrededor de la segunda semana de Agosto, empezaron a aparecer unos pequeños puntos rojos en distintas zonas del cuerpo, que a posteriori, supimos que eran conocidas con el nombre de petéquias.
En un principio lo achacamos a los días de playa, arena y cremas que estábamos viviendo, pero pronto comenzaron las primeras décimas de fiebre, que no remitían. En cuanto llegamos a La Roda, un par de días después, mi suegra, Mariana, lo llevó a la pediatra, donde le hicieron unas analíticas, viendo que esa fiebre no remitía. En primera instancia pensaban que podría ser mononucleosis y que eso provocaba una bajada de defensas. Pocas horas después nos alertaron y nos dijeron que acudiésemos de inmediato al hospital de Albacete para que nos comentasen los resultados de esa analítica. Fue un viaje de apenas 25 minutos, pero para nosotros fue todo un suplicio al no saber de qué se trataba. Una vez allí en el hospital, pasamos por urgencias e inmediatamente nos subieron a la 6ª planta, con la incertidumbre y el malestar que conllevaba el no saber a dónde nos dirigíamos y sobre todo, qué nos iban a comunicar.
Nos pasaron a una sala de enfermería (muy frecuentada en tiempos posteriores) y esperamos a que viniese la doctora. En esa espera ya nos habían comentado el ingreso de Martín y a hurtadillas pude ver que era la habitación 624. Me acerqué al pasillo y comprobé el letrero, “ONCOHEMATOLOGÍA PEDIÁTRICA”. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y comencé a temblar. Volví a la sala de enfermería y se lo comuniqué a mi mujer, Irene, la cual también se temió que algo malo nos iban a trasladar. Esos temblores y malestar nos invadieron a los dos. Después de unos minutos llegó la doctora, a la postre una amiga, y nos invitó a una sala de reuniones. Recuerdo perfectamente esa conversación, en la cual se nos comunicó la peor noticia que podían darnos. ¡NUESTRO PEQUEÑO TENÍA LEUCEMIA!.
Lloros de rabia, impotencia, gritos, y la sensación de que nuestra vida se hundía en un foso de oscuridad. Nos apoyamos el uno en el otro dentro de esos primeros instantes, sin dejar de llorar, conseguimos llamar a nuestros FAMILIARIES y AMIGOS más cercanos.
Así fue como empezó nuestro periplo de ingresos, largas estancias en el hospital, tratamientos y, a pesar de todo, de aprendizaje, nuevas amistades, entrega a nuestro hijo… lo cual nos llevó a descubrir un AMOR INEFABLE, que aunque ya existía, se hizo lo más intenso que pudiésemos llegar a imaginar. Nos cambió la forma de pensar y de ver la vida.¡¡¡GRACIAS PEQUEÑO POR ENSEÑARNOS TANTO!!!. Siempre juntos, somos uno…
3 Comments
Conce Martinez Mendieta
Bonicos!!
Lore
Qué bonita iniciativa Roberto e Irene!! Os admiro muchísimo. Es precioso lo que hacéis.
Francisco José Martínez
Preciosa iniciativa!! Espero que vuestra experiencia ayude a muchísima gente que no tiene dónde acogerse por falta de información. Sois muy grandes!!